La idea de este artículo era explorar las capacidades de la música como un potente catalizador de emociones y sentimientos y cómo desde esta faceta la música tiene un indudable uso terapéutico así como una aplicación práctica muy beneficiosa en el día a día de las personas. Todavía más si se incluye el estudio y práctica de algún instrumento musical.
Algunos aspectos fundamentales sobre la relación entre la música y las emociones:
- La música, cuando se elije de forma conveniente, produce una rearmonización de los sentimientos, las emociones y el estado anímico de la persona.
- La música favorece el desarrollo de la inteligencia emocional
- La música facilita descubrir la riqueza del mundo interior de las personas, favorece la comunicación interpersonal así como la apreciación del mundo en el que vivimos.
- Con la práctica de la música, las aptitudes de la concentración, memoria y disciplina experimentan un notable desarrollo.
- Facilita el aprendizaje en otros idiomas, al permitir descubrir más fácilmente los diferentes timbres, tonos y ritmo de los diferentes idiomas.
- La música ayuda a pacientes con trastornos neurológicos a mejorar el control sobre su ritmo de caminar, estimular la memoria, incrementar la autoestima, estimular la formación de nuevas relaciones sociales, y se puede utilizar como método de contacto con la realidad.
- A través de la musicoterapia y sus procesos terapéuticos, la música puede tratar y satisfacer las necesidades física, mentales, emocionales, sociales y cognitivas de los pacientes.